El 9 de agosto de 1945 un B-29 norteamericano lanzó una bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Nagasaki, acabando en un abrir y cerrar de ojos con la vida de decenas de miles de personas e hiriendo y envenenando mortalmente a miles más. Entre los supervivientes se hallaba Takashi Nagai, un converso católico pionero en la investigación radiológica.Viviendo entre los escombros de una ciudad en ruinas y víctima de una leucemia causada por la sobreexposición a la radiación, Nagai pasó el resto de su extraordinaria vida sanando física y espiritualmente a una población destrozada por la guerra.
Réquiem por Nagasaki narra la emocionante historia de este hombre excepcional, empezando por su infancia y por los heroicos relatos y las virtudes estoicas de la religión sintoísta que profesaba su familia. El libro ofrece el estimulante relato de un viaje memorable desde el sintoísmo y el ateísmo hasta la fe católica. La biografía de Nagai, salpicada de curiosos detalles sobre la historia y la cultura japonesas, traza su búsqueda espiritual desde sus tiempos de estudiante de medicina en la Uni-versidad de Nagasaki, sus años de servicio como médico militar durante la ocupación japonesa de Manchuria y su regreso a Naga-saki para dedicarse al campo de la radiología. El histórico barrio católico de la ciudad, donde Nagai vivió y fundó una familia, se convirtió en la zona cero de la bomba atómica.
Réquiem por Nagasaki narra la emocionante historia de este hombre excepcional, empezando por su infancia y por los heroicos relatos y las virtudes estoicas de la religión sintoísta que profesaba su familia. El libro ofrece el estimulante relato de un viaje memorable desde el sintoísmo y el ateísmo hasta la fe católica. La biografía de Nagai, salpicada de curiosos detalles sobre la historia y la cultura japonesas, traza su búsqueda espiritual desde sus tiempos de estudiante de medicina en la Uni-versidad de Nagasaki, sus años de servicio como médico militar durante la ocupación japonesa de Manchuria y su regreso a Naga-saki para dedicarse al campo de la radiología. El histórico barrio católico de la ciudad, donde Nagai vivió y fundó una familia, se convirtió en la zona cero de la bomba atómica.