Franco era fino y delgado, con unos ojos grandes, brillantes y curiosos. Decidido y siempre bien dispuesto para cumplir los deberes, por penosos que fueran, que imponía la disciplina de la Academia. Pero, a la vez, inquieto, con un alma saltarina y alegre que le impulsaba a asociarse a las bromas y aventuras que son el perfume de los años floridos de cadete.
Como segundo teniente prestó los servicios iniciales de su carrera militar en el regimiento de Zamora, número 8, que guarnecía El Ferrol.
La juventud de Franco se rebela contra la inmovilidad que supone la vida en la guarnición ferrolana. Parece que en su íntimo suena aquel verso de Shelley que Lyautey lo aceptó como lema:
The soul’s joy lies in doing.
‘‘La alegría del alma está en la acción.’’
Como segundo teniente prestó los servicios iniciales de su carrera militar en el regimiento de Zamora, número 8, que guarnecía El Ferrol.
La juventud de Franco se rebela contra la inmovilidad que supone la vida en la guarnición ferrolana. Parece que en su íntimo suena aquel verso de Shelley que Lyautey lo aceptó como lema:
The soul’s joy lies in doing.
‘‘La alegría del alma está en la acción.’’