Niebla es la principal obra de madurez de Miguel de Unamuno en la que convergen los intereses esenciales del autor. El principal, el rechazo vital a una muerte que signifique el final de la existencia, de la vida personal. También, la ruptura con un patrón determinado de novela procedente de la época del realismo.
Una de las escenas más importantes muestra la confrontación entre el protagonista, Augusto Pérez, con el propio autor, Miguel de Unamuno, revelando el tema de la imposible inmortalidad y la infructuosa lucha del hombre ante tal trágico destino (capítulo XXXI).
Desde el punto de vista del género literario, Niebla es la primera obra que Unamuno califica de nivola, género creado por él y que pretendía constituirse como alternativa a la novela realista en vigor a finales del siglo XIX.
Fue la obra que gozó de un mayor éxito entre el público, llegando a publicarse en, al menos, doce idiomas.
La obra de Unamuno se desmarcaba de todo el encorsetamiento estilístico de la época, y no fue pasado por alto por los críticos de entonces. A ello se unió la rebeldía política de Miguel y las antipatías que despertaba, configurando un caldo de cultivo que le valió la indiferencia y desdén de muchos dedicados a la materia. No obstante, ocurrió todo lo contrario entre el público, que congenió con la manera fresca y metafísicamente natural propia del autor bilbaíno. De hecho, Niebla es el estandarte de Unamuno. A Miguel no le importaron estas críticas referentes a los patrones de estilo, etc., porque para ello se había decidido a crear ese nuevo género, la nivola, donde sentirse cómodo y poder escribir con libertad y sin dar explicaciones a nadie. De alguna manera, esta novela era el correlato material rebelde del autor, que lanzaba una enorme bola de nieve para despertar a los hibernantes autores noveles de la época. De una vez por todas, los escritores eran libres.
Una de las escenas más importantes muestra la confrontación entre el protagonista, Augusto Pérez, con el propio autor, Miguel de Unamuno, revelando el tema de la imposible inmortalidad y la infructuosa lucha del hombre ante tal trágico destino (capítulo XXXI).
Desde el punto de vista del género literario, Niebla es la primera obra que Unamuno califica de nivola, género creado por él y que pretendía constituirse como alternativa a la novela realista en vigor a finales del siglo XIX.
Fue la obra que gozó de un mayor éxito entre el público, llegando a publicarse en, al menos, doce idiomas.
La obra de Unamuno se desmarcaba de todo el encorsetamiento estilístico de la época, y no fue pasado por alto por los críticos de entonces. A ello se unió la rebeldía política de Miguel y las antipatías que despertaba, configurando un caldo de cultivo que le valió la indiferencia y desdén de muchos dedicados a la materia. No obstante, ocurrió todo lo contrario entre el público, que congenió con la manera fresca y metafísicamente natural propia del autor bilbaíno. De hecho, Niebla es el estandarte de Unamuno. A Miguel no le importaron estas críticas referentes a los patrones de estilo, etc., porque para ello se había decidido a crear ese nuevo género, la nivola, donde sentirse cómodo y poder escribir con libertad y sin dar explicaciones a nadie. De alguna manera, esta novela era el correlato material rebelde del autor, que lanzaba una enorme bola de nieve para despertar a los hibernantes autores noveles de la época. De una vez por todas, los escritores eran libres.