El exceso de grasa corporal que acompaña a la obesidad es causa de enfermedad cardiovascular, de un número significativo de neoplasias y de una cantidad importante de condiciones médicas. Para los países desarrollados de occidente, el sobrepeso se ha convertido en un problema de salud pública en ascenso.
Es sabido que la enfermedad vascular o aterosclerosis conduce a una mayor morbilidad y mortalidad cuando la padecen personas diabéticas. La diabetes y la obesidad encuentran su punto de conjunción en el denominado síndrome metabólico, en el que también se hallan implicadas la hipertensión arterial, la insulinorresistencia y las alteraciones del perfil lipídico o dislipidemias.
La obesidad y el síndrome metabólico pueden ser tratados, pero la batalla contra estas dolencias es permanente y ardua. Cualquier medida “milagrosa” o excepcionalmente vertiginosa sólo enmascara la verdadera problemática de estas afecciones: el estilo de vida. Únicamente su modificación, junto con la aplicación racional de las medidas terapéuticas existentes, permiten la rehabilitación del paciente obeso.
Es sabido que la enfermedad vascular o aterosclerosis conduce a una mayor morbilidad y mortalidad cuando la padecen personas diabéticas. La diabetes y la obesidad encuentran su punto de conjunción en el denominado síndrome metabólico, en el que también se hallan implicadas la hipertensión arterial, la insulinorresistencia y las alteraciones del perfil lipídico o dislipidemias.
La obesidad y el síndrome metabólico pueden ser tratados, pero la batalla contra estas dolencias es permanente y ardua. Cualquier medida “milagrosa” o excepcionalmente vertiginosa sólo enmascara la verdadera problemática de estas afecciones: el estilo de vida. Únicamente su modificación, junto con la aplicación racional de las medidas terapéuticas existentes, permiten la rehabilitación del paciente obeso.