Las primeras exploraciones anatómicas, hoy parte de la historia de la medicina, pusieron de manifiesto la relevancia del corazón y de los vasos sanguíneos. En el contexto de la fisiología, el sistema cardiovascular ocupa un lugar de importancia por encima del resto, ya que se encarga no sólo de su propia nutrición, sino también de la de todos los demás tejidos.
En los organismos unicelulares, la simple difusión de sustancias es suficiente para mantener el equilibrio dinámico que permite la vida. Sin embargo, estructuras más complejas, como las pluricelulares, serían impensables sin un sistema de distribución del oxígeno y de los nutrientes.
Dada la función crucial del sistema cardiovascular, es sencillo comprender que cualquier alteración de su estado saludable repercutirá de manera extensiva en otros órganos y sistemas.
En Occidente, la causa principal de muerte se asocia a diferentes afecciones que modifican el normal funcionamiento del sistema cardiovascular; por ejemplo, la elevada prevalencia de la enfermedad aterosclerótica altera el fluir de la sangre, y con frecuencia afecta el desempeño del músculo cardíaco.
En los organismos unicelulares, la simple difusión de sustancias es suficiente para mantener el equilibrio dinámico que permite la vida. Sin embargo, estructuras más complejas, como las pluricelulares, serían impensables sin un sistema de distribución del oxígeno y de los nutrientes.
Dada la función crucial del sistema cardiovascular, es sencillo comprender que cualquier alteración de su estado saludable repercutirá de manera extensiva en otros órganos y sistemas.
En Occidente, la causa principal de muerte se asocia a diferentes afecciones que modifican el normal funcionamiento del sistema cardiovascular; por ejemplo, la elevada prevalencia de la enfermedad aterosclerótica altera el fluir de la sangre, y con frecuencia afecta el desempeño del músculo cardíaco.