“El anarquismo quedó como un grito rebelde, a las sombras, y que de tanto en tanto alguien evoca como un gesto épico del que nunca claudicó. Las ventajas de no haber formado parte del poder.
Tal vez (este) libro se pueda atravesar como un anecdotario de historias de vida, enmarcados en un momento preciso, movido por los mismos ideales. Un rescate de la honestidad y el accionar político, dos conceptos que resultan una contradicción en nuestra contemporaneidad. Queda por resolver si alojar esa contradicción acaso no es lo que permite conducir un Estado. Algo que este libro no pretende resolver".
El movimiento anarquista fue actor principal de la historia argentina. Los primeros sindicatos fueron organizados por los inmigrantes europeos que traían a nuestro continente las ideas libertarias, el afán de terminar con una sociedad injusta. En nuestro país fundaron la primera central obrera (F.O.A., posteriormente F.O.R.A.) y varios de sus integrantes están incorporados al imaginario colectivo como justicieros, por ejemplo, Severino Di Giovanni y Simón Radowzskty, el autor del atentado contra Ramón L Falcón, nada menos que el jefe de la Policía. Con el tiempo, el anarquismo quedó asociado a ideas románticas, utópicas, y quedó en el olvido el papel determinante que desempeñó en la sociedad de fines del siglo XIX y principios del XX. Conocer esa historia es conocer una parte, acaso olvidada, de nosotros mismos, de nuestras miserias y grandezas.
Tal vez (este) libro se pueda atravesar como un anecdotario de historias de vida, enmarcados en un momento preciso, movido por los mismos ideales. Un rescate de la honestidad y el accionar político, dos conceptos que resultan una contradicción en nuestra contemporaneidad. Queda por resolver si alojar esa contradicción acaso no es lo que permite conducir un Estado. Algo que este libro no pretende resolver".
El movimiento anarquista fue actor principal de la historia argentina. Los primeros sindicatos fueron organizados por los inmigrantes europeos que traían a nuestro continente las ideas libertarias, el afán de terminar con una sociedad injusta. En nuestro país fundaron la primera central obrera (F.O.A., posteriormente F.O.R.A.) y varios de sus integrantes están incorporados al imaginario colectivo como justicieros, por ejemplo, Severino Di Giovanni y Simón Radowzskty, el autor del atentado contra Ramón L Falcón, nada menos que el jefe de la Policía. Con el tiempo, el anarquismo quedó asociado a ideas románticas, utópicas, y quedó en el olvido el papel determinante que desempeñó en la sociedad de fines del siglo XIX y principios del XX. Conocer esa historia es conocer una parte, acaso olvidada, de nosotros mismos, de nuestras miserias y grandezas.