Desde siempre, La Iglesia ha tenido santos a los que venerar. Y en toda iglesia, en donde se venera, hay negocio. Vete a San Judas, a El Señor de las Maravillas, a Lourdes y donde sea, y verás el enorme beneficio que supone vender objetos varios al doble de su valor en el mercado. Y en todas, hay un depósito para monedas, llamado cepillo. Cepillar, según la Academia de la Lengua, significa: “coloquialmente. Quitar a alguien el dinero”. Los santos no hacen favores sin óbolo. Luego veremos las “cifras de la fe”.
Para reforzar la fe, y llenar las arcas del Vaticano, se inventaron los milagros, y los milagreros. Y, desde el principio, o casi, usaron dos métodos, dos facetas del negocio: las reliquias, y las apariciones. Las dos llevan, indefectiblemente, a construir un templo. Y donde hay campanario, hay colecta, misas, y venta de lo que se les ocurra. ¿Saben que junto a algunas iglesias, en locales parroquiales, se vende ropa y artesanías?
Para reforzar la fe, y llenar las arcas del Vaticano, se inventaron los milagros, y los milagreros. Y, desde el principio, o casi, usaron dos métodos, dos facetas del negocio: las reliquias, y las apariciones. Las dos llevan, indefectiblemente, a construir un templo. Y donde hay campanario, hay colecta, misas, y venta de lo que se les ocurra. ¿Saben que junto a algunas iglesias, en locales parroquiales, se vende ropa y artesanías?