Ephraim G. Squier (1821-1888) narra sus travesías por Nicaragua -el segundo en esta ocasión- con conocimientos, sensibilidad geográfica y una exquisita pluma incorpora a sus relaciones y relatos todo ese bagaje cultural que le era propio.
Si bien es cierto que desde su primer viaje como diplomático en mayo de 1849 tenia un objetivo expreso: obtener un tratado con el Estado de Nicaragua para la construcción de un canal interoceánico; si bien es cierto
también, que promovió el retiro de importantes piezas arqueológicas hacia su país, las cuales hoy se encuentran en un museo en Washington, también es cierto que fue uno de los cronistas que con mayor cientificidad describe nuestros principales accidentes geográficos; la naturaleza de su gente y la problemática socio-económica e internacional en que vivían los nicaragüenses de mitad del siglo XIX.
Si bien es cierto que desde su primer viaje como diplomático en mayo de 1849 tenia un objetivo expreso: obtener un tratado con el Estado de Nicaragua para la construcción de un canal interoceánico; si bien es cierto
también, que promovió el retiro de importantes piezas arqueológicas hacia su país, las cuales hoy se encuentran en un museo en Washington, también es cierto que fue uno de los cronistas que con mayor cientificidad describe nuestros principales accidentes geográficos; la naturaleza de su gente y la problemática socio-económica e internacional en que vivían los nicaragüenses de mitad del siglo XIX.