Esta guía te llevará por los sitios más conocidos de la Gran Manzana, pero también por aquellos a los que difícilmente podrá llegar un turista cualquiera: hamburgueserías secretas, bares y cafeterías míticas, locales de jazz que huelen a historia, parques, librerías, tiendas y restaurantes imperdibles.
Nueva York, Nueva York, Nueva York… ¿Por dónde empezar? ¿Hacia dónde deberíamos guiarte durante tres días –que se irán como el aire, así es Nueva York– cuando plantes tus pies en este fascinante montón de concreto, acero, agua, leyendas, música, béisbol, inmigrantes, olores y sabores de todo el mundo, edificios míticos (te recomendaremos que vayas al Dakota) y montañas de icónicos rincones del cine y la televisión.
Es esta una ciudad que te invita todo el tiempo a observarla cuidadosamente, y no solamente hacia arriba, rompiéndote el cuello para disfrutar el Empire State, el Rockefeller Center o el Edificio Chrysler, sino también para posar tu mirada en sus rincones, en sus millones de ventanas o en sus numerosos parques, seguro de que tendrás la suerte de ver pasar a Woody Allen, encontrar un bar en el que suena Sinatra, compartir un café con Paul Auster en Brooklyn, ser testigo del rodaje de alguna película (si es una de Spider-Man, mejor), descubrir los edificios donde vivieron Holly Golightly, Rachel Green, Seinfeld o Kramer, entrar al lobby del hotel al que se escapaba el adúltero Don Draper o tropezarte, casi sin querer, mientras buscabas un bagel para comer, con un viejo club de jazz en Harlem y rematar ahí la noche.
Nueva York, Nueva York, Nueva York… ¿Por dónde empezar? ¿Hacia dónde deberíamos guiarte durante tres días –que se irán como el aire, así es Nueva York– cuando plantes tus pies en este fascinante montón de concreto, acero, agua, leyendas, música, béisbol, inmigrantes, olores y sabores de todo el mundo, edificios míticos (te recomendaremos que vayas al Dakota) y montañas de icónicos rincones del cine y la televisión.
Es esta una ciudad que te invita todo el tiempo a observarla cuidadosamente, y no solamente hacia arriba, rompiéndote el cuello para disfrutar el Empire State, el Rockefeller Center o el Edificio Chrysler, sino también para posar tu mirada en sus rincones, en sus millones de ventanas o en sus numerosos parques, seguro de que tendrás la suerte de ver pasar a Woody Allen, encontrar un bar en el que suena Sinatra, compartir un café con Paul Auster en Brooklyn, ser testigo del rodaje de alguna película (si es una de Spider-Man, mejor), descubrir los edificios donde vivieron Holly Golightly, Rachel Green, Seinfeld o Kramer, entrar al lobby del hotel al que se escapaba el adúltero Don Draper o tropezarte, casi sin querer, mientras buscabas un bagel para comer, con un viejo club de jazz en Harlem y rematar ahí la noche.
