Texto de una conferencia escrita por Federico Urales y leída por su compañera Soledad Gustavo en el Cine España de Barcelona, en Octubre de 1922, poco tiempo después de la caída de Anido y de Arlegui, destituidos por Sánchez Guerra a consecuencia de la denuncia responsablemente elevada a los poderes públicos, después del asesinato perpetrado por la Policía en la persona del compañero Bermejo, por un Juez pundonoroso y honrado, cuyo nombre, por este solo acto, ingresa en la posteridad por derecho propio: el Juez Seguí, pariente lejano del Noy del Sucre.
Dicha conferencia que publicamos hoy en formato electrónico, tenía por objeto entonces divulgar, de forma clara y comprensible, las ideas anarquistas a una juventud inquieta y ávida de saber, a unas nuevas promociones incorporadas a la C.N.T o al anarquismo por la misma ola de persecuciones que pretendieron ahogar y hacer desaparecer el ideal libertario.
Hoy, a pesar del tiempo transcurrido, nada han perdido de su frescura, de su originalidad ni de su actualidad estas líneas. Responden a la misma crítica justa y exacta de la sociedad actual; a una visión amplia e infinita del ideal y del futuro. Su lectura clara, fácil, sencilla y de exposición lógica, clarifica de que el anarquismo no es el caos ni el desorden, tampoco el individuo degenerado ni drogado, imágenes proyectada por los gobiernos y los que quieren confundir y destruir las ideas ácratas.
Estos son párrafos de oro de la literatura libertaria; uno de los textos viejos y eternos, generadores de conciencias en un pasado inmediato que la pueden generar en el presente y que las generarán mañana, porque dan a la anarquía universalidad generosa y perenne. Que oiga la juventud esta voz ya extinta; sus palabras son el legado de un corazón ardiente y noble y de una voluntad poderosa e indomable.
A fines de los años 1940 se publicó en formato de folleto por Ediciones del Movimiento Libertario Español en Francia.
Dicha conferencia que publicamos hoy en formato electrónico, tenía por objeto entonces divulgar, de forma clara y comprensible, las ideas anarquistas a una juventud inquieta y ávida de saber, a unas nuevas promociones incorporadas a la C.N.T o al anarquismo por la misma ola de persecuciones que pretendieron ahogar y hacer desaparecer el ideal libertario.
Hoy, a pesar del tiempo transcurrido, nada han perdido de su frescura, de su originalidad ni de su actualidad estas líneas. Responden a la misma crítica justa y exacta de la sociedad actual; a una visión amplia e infinita del ideal y del futuro. Su lectura clara, fácil, sencilla y de exposición lógica, clarifica de que el anarquismo no es el caos ni el desorden, tampoco el individuo degenerado ni drogado, imágenes proyectada por los gobiernos y los que quieren confundir y destruir las ideas ácratas.
Estos son párrafos de oro de la literatura libertaria; uno de los textos viejos y eternos, generadores de conciencias en un pasado inmediato que la pueden generar en el presente y que las generarán mañana, porque dan a la anarquía universalidad generosa y perenne. Que oiga la juventud esta voz ya extinta; sus palabras son el legado de un corazón ardiente y noble y de una voluntad poderosa e indomable.
A fines de los años 1940 se publicó en formato de folleto por Ediciones del Movimiento Libertario Español en Francia.