Los personajes de Judith Hermann escenifican su vida, se dejan llevar en 'el curso de la vida', con pasividad o como espectadores, de un modo lúdico. Lo que hace sus historias tan sugestivas es la perspicacia de Judith Hermann para los tonos equívocos y las sutiles fasedades del presente. Sus narraciones viven merced al ritmo exactamente equilibrado de las frases, así como a la intensidad y la densidad de los ambientes que consigue crear. Los pensamentos de los protagonistas de Judith Hermann giran siempre en torno a los mismos tesmas - el amor, la caducidad y el miedo a la vida falida, inhibida. La nieta que habla de sua abuela que guarda cama, el viejo que se encuentra en un hotelucho neoyorquino con una joven viajera, notan cómo ha pasado el tiempo por ellos. pero todos intuyen que su vida no sucede en el presente, sino en el recuerdo y la imaginación, y que. después de todo, amor y caducidad son dos palabras para la misma cosa.
Corales rojos
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