En este estudio se han transcrito todos los textos conservados de Nostradamus palabra por palabra y se agruparon juntos en un mismo archivo, presagios, almanaques, pronosticaciones, cartas, y centurias. El resultado ha sido sorprendente. Nostradamus unió todos sus textos mediante los nombres, verbos, palabras, y expresiones que aparecen en las diferentes cuartetas.
El comienzo de siglo no empezó nada bien cuando la muerte de Carlos II de España abrió el camino hacia la Guerra de Sucesión Española. Un conflicto que se alargó más de una década y que dejó a España sumida en la pobreza. Esta suerte española que elevó al trono a Felipe V, la supieron aprovechar Francia e Inglaterra, quienes vieron la ocasión de desmembrar el basto Imperio español que desde Carlos V y Felipe II seguía más o menos vigente. Felipe V abdicó en su hijo Luis I aunque tendría que retomar el reino tras su prematura muerte. La Francia del Rey Sol continuó sus hostilidades contra España en los territorios italianos y consiguió arrebatarle a Felipe V Sicilia antes de su muerte. Los otomanos abrieron nuevamente el frente en Persia aprovechando los enfrentamientos por la sucesión persa. Como vemos fue un siglo en el que las desgracias de unos eran aprovechadas por otros. Así el siglo llegó a su punto medio donde las ideas que sembraría un joven Rousseau acabarían germinando en la Revolución Francesa. En aquel momento la historia escondía un as en la manga, el nacimiento de Napoleón, el azote de últimos de siglo y principios del siguiente. Poco a poco la llama de la injusticia prendió en los franceses ante las extravagancias y derroches de la corte de Luis XVI. El pueblo francés fue sin duda el protagonista del final de esta centuria. Su descontento y rebelión debieron causar en Nostradamus un gran asombro y horror porque dedicó una amplia cantidad de cuartetas en un intento de describir; la Toma de la Bastilla, el asalto al Palacio de las Tullerías, el encarcelamiento del rey Luis XVI y María Antonieta junto a sus familiares, y su posterior ejecución en la guillotina. Pero Nostradamus sabía que entre esta maraña de muertes, mariscales, generales, capitanes y soldados, había alguien diferente que ocuparía gran parte de sus profecías; ese alguien era Napoleón Bonaparte, quien comenzaría su leyenda en la campaña italiana y terminaría siendo la amenaza de Europa.
El comienzo de siglo no empezó nada bien cuando la muerte de Carlos II de España abrió el camino hacia la Guerra de Sucesión Española. Un conflicto que se alargó más de una década y que dejó a España sumida en la pobreza. Esta suerte española que elevó al trono a Felipe V, la supieron aprovechar Francia e Inglaterra, quienes vieron la ocasión de desmembrar el basto Imperio español que desde Carlos V y Felipe II seguía más o menos vigente. Felipe V abdicó en su hijo Luis I aunque tendría que retomar el reino tras su prematura muerte. La Francia del Rey Sol continuó sus hostilidades contra España en los territorios italianos y consiguió arrebatarle a Felipe V Sicilia antes de su muerte. Los otomanos abrieron nuevamente el frente en Persia aprovechando los enfrentamientos por la sucesión persa. Como vemos fue un siglo en el que las desgracias de unos eran aprovechadas por otros. Así el siglo llegó a su punto medio donde las ideas que sembraría un joven Rousseau acabarían germinando en la Revolución Francesa. En aquel momento la historia escondía un as en la manga, el nacimiento de Napoleón, el azote de últimos de siglo y principios del siguiente. Poco a poco la llama de la injusticia prendió en los franceses ante las extravagancias y derroches de la corte de Luis XVI. El pueblo francés fue sin duda el protagonista del final de esta centuria. Su descontento y rebelión debieron causar en Nostradamus un gran asombro y horror porque dedicó una amplia cantidad de cuartetas en un intento de describir; la Toma de la Bastilla, el asalto al Palacio de las Tullerías, el encarcelamiento del rey Luis XVI y María Antonieta junto a sus familiares, y su posterior ejecución en la guillotina. Pero Nostradamus sabía que entre esta maraña de muertes, mariscales, generales, capitanes y soldados, había alguien diferente que ocuparía gran parte de sus profecías; ese alguien era Napoleón Bonaparte, quien comenzaría su leyenda en la campaña italiana y terminaría siendo la amenaza de Europa.