Las pláticas pre-bautismales, pedidas por nuestra Iglesia después del Concilio Vaticano II, son una valiosa oportunidad para que los papás y los padrinos del niño conozcan y pongan en práctica las riquezas de nuestro Bautismo.
Todas las parroquias han organizado estas pláticas con el fin de profundizar nuestra fe cristiana: en el Bautismo Dios nos regala la dignidad de ser sus hijos muy amados. El rito bautismal es, pues, el inicio de un gran compromiso: educar al niño en el amor de Dios y en el amor al prójimo, esto es, ayudarlo a que sea plenamente hijo de Dios, dentro de su familia que es la Iglesia.
Todas las parroquias han organizado estas pláticas con el fin de profundizar nuestra fe cristiana: en el Bautismo Dios nos regala la dignidad de ser sus hijos muy amados. El rito bautismal es, pues, el inicio de un gran compromiso: educar al niño en el amor de Dios y en el amor al prójimo, esto es, ayudarlo a que sea plenamente hijo de Dios, dentro de su familia que es la Iglesia.