Carlos Fuentes ofrece a sus lectores una novela de amor que cruza geografías y tiempos históricos, que evoca etapas primitivas de la humanidad en busca de la pasión original, aquella que se emparenta con el arte y las transgresiones del alma.
Gabriel Atlan-Ferrara, director de orquesta, recuerda en su vejez los tres encuentros que tuvo a lo largo de su vida con la cantante mexicana Inez Rosenzweig. La primera vez en el Londres bombardeado de 1940, cuando durante los ensayos de la ópera escucha por primera vez su voz. En 1949 vuelven a encontrarse en Ciudad de México, ella ya como una diva de la ópera. Atlan-Ferrara ha cambiado también y es ya uno de los más importantes directores de orquesta. El último encuentro tiene lugar en 1967 en Londres, donde él decide romper todas las convenciones de la ópera llevando la música hasta las últimas consecuencias.
La historia del amor imposible y la del reencuentro de una pareja separada desde el principio de los tiempos, cuyos reencuentros continúan en una espiral infinita hacia el futuro.
La crítica ha opinado:
"No es el de Instinto de Inez un ejercicio de estilo o un pasatiempo sino un exorcismo poético, es decir: un acto real. De ahí que su lectura produzca un inexplicable, bienvenido alivio." -Adolfo Castañón, Letras Libres-
Gabriel Atlan-Ferrara, director de orquesta, recuerda en su vejez los tres encuentros que tuvo a lo largo de su vida con la cantante mexicana Inez Rosenzweig. La primera vez en el Londres bombardeado de 1940, cuando durante los ensayos de la ópera escucha por primera vez su voz. En 1949 vuelven a encontrarse en Ciudad de México, ella ya como una diva de la ópera. Atlan-Ferrara ha cambiado también y es ya uno de los más importantes directores de orquesta. El último encuentro tiene lugar en 1967 en Londres, donde él decide romper todas las convenciones de la ópera llevando la música hasta las últimas consecuencias.
La historia del amor imposible y la del reencuentro de una pareja separada desde el principio de los tiempos, cuyos reencuentros continúan en una espiral infinita hacia el futuro.
La crítica ha opinado:
"No es el de Instinto de Inez un ejercicio de estilo o un pasatiempo sino un exorcismo poético, es decir: un acto real. De ahí que su lectura produzca un inexplicable, bienvenido alivio." -Adolfo Castañón, Letras Libres-