En este "pequeño libro", como cariñosamente lo llama su autor, Vladimir Safatle asume el desafío de repolitizar el pensamiento de izquierda. Pero esto requiere, en primer lugar, repolitizar la política. Acostumbrados, como estamos, a asumir que la política es el arte de la negociación, Safatle nos sorprende con una definición radical y precisa: la política es, en su fundamento, la decisión respecto a lo que no es negociable. Por lo mismo, el deber actual de la izquierda es, a juicio del filósofo, definir aquello que el pensamiento no está dispuesto a "poner en la balanza". Porque solo un pensamiento que es capaz de tomar una decisión de este tipo puede ser digno de su nombre. Toda vez que piensa, el pensamiento actúa, algo que la izquierda olvida cuando se enfrasca en un debate cuyos términos no ha producido. Por eso es indispensable que recuerde y reafirme los suyos: la defensa radical del igualitarismo, la soberanía popular y el derecho a la resistencia. Oponiéndose a las políticas multiculturalistas que no hacen otra cosa que transformar los conflictos de clase y expoliación en choques de civilizaciones, Vladimir Safatle señala que la izquierda debe ser "indiferente a las diferencias", que "la política actual de izquierda solo puede ser una política de la indiferencia". Recordemos, nos dice, que una de las mayores invenciones políticas de la modernidad es que ni el Estado ni la nación pueden identificarse con el pueblo entendido como identidad, porque eso bloquea lo que hay de determinación universal en todo y cualquier sujeto. Y, precisamente, los principios de la izquierda solo pueden ser universales, es decir, solo pueden ser independientes de cualquier circunstancia particular y, por ende, no pueden ser negociables. La izquierda que sea capaz de encarnarlos de ese modo será la izquierda que no teme decir su nombre.
La izquierda que no teme decir su nombre
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