Anoche soñé con la libertad y era la música esparcida sobre mi cuerpo.
Como el viento era, que afligido aullaba entre las hojas y las flores marchitas.
Como la furia de las grandes tormentas, que tras su paso nos devuelven los hilos de la claridad.
Como el imponente Nevado del Cotopaxi, que cielo y tierra es ante la pequeñez de unos ojos.
La libertad fluía en la sombra, con sus corcheas a flor de aire, sola, esperando el ímpetu del día.
Ya despierta, quiero ser la libertad, dejar volar mi espíritu sobre el amor y el odio, sobre el llanto y la risa, sobre el silencio y la algarabía, sobre el cielo y bajo las profundidades del mar.
Como el viento era, que afligido aullaba entre las hojas y las flores marchitas.
Como la furia de las grandes tormentas, que tras su paso nos devuelven los hilos de la claridad.
Como el imponente Nevado del Cotopaxi, que cielo y tierra es ante la pequeñez de unos ojos.
La libertad fluía en la sombra, con sus corcheas a flor de aire, sola, esperando el ímpetu del día.
Ya despierta, quiero ser la libertad, dejar volar mi espíritu sobre el amor y el odio, sobre el llanto y la risa, sobre el silencio y la algarabía, sobre el cielo y bajo las profundidades del mar.