“En el cruce de las historias que componen esta novela, las palabras tienen un olor y un sabor que se puede palpar con las yemas de los dedos. Los Malaquias es una verdadera obra maestra.”
José Luis Peixoto
Un rayo ilumina la noche, y al instante cambia un mundo para siempre. Toca la casa de la familia Malaquias, y los padres ya no volverán a moverse. Parecen dormidos, y a su modo lo están, aunque eternamente. En otra habitación tres niños descansan en la paz de la oscuridad. Se han salvado, de algún modo. Al día siguiente sabrán que son huérfanos. Uno de ellos, el mayor, se quedará en el campo, trabajando de peón; los otros dos, una niña y un niño, irán a un orfanato.
A partir de esa escena inicial, Andréa del Fuego compone una novela conmovedora y mágica. Sigue la vida de sus personajes, sus inusuales derroteros desde la infancia hasta la adultez, pinta una aldea y su tiempo, en el Brasil rural de las primeras décadas del siglo XX. Que podría ser, también, un pueblo en Argentina o en cualquier otro país de América latina. La modernidad avanza y altera tradiciones ancestrales, el amor se abre paso y atenúa brevemente las durezas de la existencia, la imaginación y la fantasía son tantas veces indispensables para levantarse cada día y cobijar una esperanza.
Con una prosa exquisita, que tiene el encanto de la poesía, con una capacidad admirable para enhebrar diversas historias, Los Malaquias es una novela que produce un hechizo. Transporta a una tierra desconocida, de la que uno no quiere volver. Es una proeza literaria, un tesoro para ser descubierto.
José Luis Peixoto
Un rayo ilumina la noche, y al instante cambia un mundo para siempre. Toca la casa de la familia Malaquias, y los padres ya no volverán a moverse. Parecen dormidos, y a su modo lo están, aunque eternamente. En otra habitación tres niños descansan en la paz de la oscuridad. Se han salvado, de algún modo. Al día siguiente sabrán que son huérfanos. Uno de ellos, el mayor, se quedará en el campo, trabajando de peón; los otros dos, una niña y un niño, irán a un orfanato.
A partir de esa escena inicial, Andréa del Fuego compone una novela conmovedora y mágica. Sigue la vida de sus personajes, sus inusuales derroteros desde la infancia hasta la adultez, pinta una aldea y su tiempo, en el Brasil rural de las primeras décadas del siglo XX. Que podría ser, también, un pueblo en Argentina o en cualquier otro país de América latina. La modernidad avanza y altera tradiciones ancestrales, el amor se abre paso y atenúa brevemente las durezas de la existencia, la imaginación y la fantasía son tantas veces indispensables para levantarse cada día y cobijar una esperanza.
Con una prosa exquisita, que tiene el encanto de la poesía, con una capacidad admirable para enhebrar diversas historias, Los Malaquias es una novela que produce un hechizo. Transporta a una tierra desconocida, de la que uno no quiere volver. Es una proeza literaria, un tesoro para ser descubierto.