Colaborar con un periódico era para mí una asignatura pendiente desde que hace muchos años alguien me quitó de la cabeza estudiar periodismo y por lo tanto ejercerlo. Pero la vida, que tantas vueltas da, me llevó a aceptar la invitación a hacerlo en Diario de Avisos, con unas columnas en las que nadie me obligaba a nada sino a escribir libremente mi opinión sobre lo que pasaba en nuestra ciudad, en nuestra isla y en el mundo, y a interpretar también lo que podían pensar nuestros conciudadanos. La gran diferencia que encontré con otras formas de escritura que he practicado (poesía y narrativa) fue la inmediatez de la respuesta del lector, esa interactividad de la que tanto hablamos hoy día. Y es que en la prensa diaria se sufre la crítica –o se disfruta– cuando todavía la tinta está fresca y eso anima, al autor a seguir escribiendo. En este libro presento en un solo volumen las reflexiones escritas durante estos años en los que la crisis económica y sus consecuencias sociales nos han hecho cambiar la forma de ver la vida y de enfrentarnos, también de una manera distinta, a un futuro amenazante.
Mis columnas (La quinta columna)
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