Aaron Schulman se sintió indispuesto. Comenzó a sudar. Palideció. Dejó caer su instrumento, que destrozó el silencio del teatro. Se apagó lentamente. Como una vela, en el último instante, pareció refulgir. Pero fue un espejismo. Una cruel quimera"
Muerte de un violinista se inicia con la súbita muerte del primer violín de la Filarmónica de Nueva York durante un concierto en el Auditorio de Las Palmas. La trascendencia internacional del caso y la necesidad de una gran discreción hacen que la policía recurra a los servicios del detective Ricardo Blanco para investigar lo que resultará ser un asesinato. Las sospechas se centran pronto en torno a uno de los miembros más recientes de la orquesta, la viola canadiense Juliette Legrand. Sin embargo, a medida que va escarbando en su pasado, Blanco se sentirá irremediablemente atraído por ella, lo que le producirá más de una complicación.
En esta entrega se descubren nuevos datos sobre el pasado y la personalidad de Blanco, un detective privado poco convencional, amante del jazz y la buena literatura. Estos elementos, junto a un variado elenco de personajes secundarios y a un sorprendente giro final, conforman una historia que consigue mantener en vilo al lector hasta su desenlace.
José Luis Correa está consiguiendo situar a su sabueso Ricardo Blanco en los primeros puestos del ranking de los detectives de ficción españoles." Manuel Rodríguez Rivero, El País / Babelia
José Luis Correa Santana (Las Palmas, 1962) es profesor de Didáctica de la Lengua y la Literatura en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Tras una breve etapa de escritor de relatos cortos, en la que obtiene algunos premios como el Julio Cortázar (La Laguna, 1998) o el Campus (Las Palmas de G.C., 1999), se ha instalado definitivamente en la novela con títulos comoMe mataron tan mal (Premio Benito Pérez Armas, 2000) y Échale un ojo a Carla (Premio Vargas Llosa, 2002).
Con la novela Quince días de noviembre (2003) irrumpe en el género negro e inicia la serie que tiene como protagonista a Ricardo Blanco, que continuará con Muerte en Abril (2004) y Muerte de un violinista (2006). La obra de Correa ha sido traducida al alemán y al finlandés.