Joshua Warren es dueño de una compañía multimillonaria y se enorgullece de publicar nuevos y vanguardistas libros. Así que cuando Almas Rudas llega a su escritorio, él está determinado a hacer lo que cueste para contratar a esta talentosa y original escritora. Cuando ninguno de sus editores tiene éxito en contratarla, Joshua hace un viaje hacia una pequeña granja de Texas donde ella vive para conocer su personalidad. Pero él se extravía y conoce a una hermosa mujer que lo invita a su casa y le ofrece una experiencia que jamás olvidará.
Ésta es una historia erótica explícita de aproximadamente 5.500 palabras. Contiene lenguaje gráfico y temas sexuales. Está dirigida sólo a adultos interesados en este tipo de material para su consumo en jurisdicciones donde su venta y disfrute no violan leyes locales.
Extracto:
Era pequeña, una de esas mujeres que podría pasar como una pre-adolescente si sus curvas no fueran tan pronunciadas. Usaba jeans que abrazaban todo lo que Dios quiso que una mujer mostrara al mundo, y también tenía puesta una camisa manga larga masculina atada en nudos al llegar a su abdomen, estando tan ajustada a través de su cuerpo que la imaginación del hombre no necesitó mucho impulso para ver que esas curvas no terminaban sólo en los jeans.
Su cabello era de un color negro satinado, su piel tenía un tono ligeramente acaramelado. Pero sus ojos… Sus ojos eran del azul más claro que hubiese visto en el rostro de una mujer, un azul que podía ser tan frío como el hielo o tan cálido como un cielo despejado de verano. Podía imaginarse a sí mismo perdiéndose allí sin retorno posible, perdiéndose en la belleza de su mirada.
“¿Puedo ayudarte?” preguntó, había un poco menos de miedo y algo más de curiosidad en su voz.
“Estoy algo perdido.”
Ella sonrió y fue para él como si diera su último paso hacia su perdición. Sus labios carnosos tenían una forma perfecta, eran la clase de labios que podían hacer que un hombre que no tuviese paciencia para juegos previos se pusiera a pensar en lentos besos que durasen mucho. Cuando sonrió, a la mente del hombre llegaron pensamientos que no debía tener con una mujer de la que ni siquiera sabía su nombre.
Ésta es una historia erótica explícita de aproximadamente 5.500 palabras. Contiene lenguaje gráfico y temas sexuales. Está dirigida sólo a adultos interesados en este tipo de material para su consumo en jurisdicciones donde su venta y disfrute no violan leyes locales.
Extracto:
Era pequeña, una de esas mujeres que podría pasar como una pre-adolescente si sus curvas no fueran tan pronunciadas. Usaba jeans que abrazaban todo lo que Dios quiso que una mujer mostrara al mundo, y también tenía puesta una camisa manga larga masculina atada en nudos al llegar a su abdomen, estando tan ajustada a través de su cuerpo que la imaginación del hombre no necesitó mucho impulso para ver que esas curvas no terminaban sólo en los jeans.
Su cabello era de un color negro satinado, su piel tenía un tono ligeramente acaramelado. Pero sus ojos… Sus ojos eran del azul más claro que hubiese visto en el rostro de una mujer, un azul que podía ser tan frío como el hielo o tan cálido como un cielo despejado de verano. Podía imaginarse a sí mismo perdiéndose allí sin retorno posible, perdiéndose en la belleza de su mirada.
“¿Puedo ayudarte?” preguntó, había un poco menos de miedo y algo más de curiosidad en su voz.
“Estoy algo perdido.”
Ella sonrió y fue para él como si diera su último paso hacia su perdición. Sus labios carnosos tenían una forma perfecta, eran la clase de labios que podían hacer que un hombre que no tuviese paciencia para juegos previos se pusiera a pensar en lentos besos que durasen mucho. Cuando sonrió, a la mente del hombre llegaron pensamientos que no debía tener con una mujer de la que ni siquiera sabía su nombre.