Los Paradores de Turismo de España se crearon hace muchos años –pronto hará un siglo– con el fin de ofrecer al viajero una red de alojamientos agradables que permitieran descansar en los viajes por la península. Se erigió el primero en la sierra de Gredos durante el reinado de Alfonso XIII y la mayoría de ellos fue inaugurada a mediados del siglo XX.
Los edificios que albergan los Paradores suelen ser pintorescos, hermosos y antiguos, y están –por lo general– muy bien restaurados. Viejos castillos, palacios renacentistas, conventos medievales, molinos de agua u hospitales de peregrinos son los antecedentes de los modernos edificios que dan albergue y comida a los actuales viajeros. Están –por otra parte– situados en lugares estratégicos, habitualmente tranquilos y de gran belleza natural.
El autor los ha conocido casi todos, encontrando en cada uno de ellos un motivo para componer un pequeño poema. La inspiración podía nacer del pasado de los pueblos o ciudades en donde están, de la peculiar arquitectura de los edificios, de la belleza de los parajes que los circundan, de alguna leyenda en la que participasen, o de algún rasgo de la historia o la tradición del palacio, castillo, convento, hospital o molino del que descienden.
El resultado es este librito de poemas que tienes en las manos. Siempre he pensado que la poesía es lectura de paz y sosiego, y por tanto muy adecuada para el tranquilo ambiente de los Paradores.
Están todos en sitios de importancia,
se parecen en aire y compostura
y llevan en sus genes la elegancia
la recia galanura
de la España del genio y la figura.
Los edificios que albergan los Paradores suelen ser pintorescos, hermosos y antiguos, y están –por lo general– muy bien restaurados. Viejos castillos, palacios renacentistas, conventos medievales, molinos de agua u hospitales de peregrinos son los antecedentes de los modernos edificios que dan albergue y comida a los actuales viajeros. Están –por otra parte– situados en lugares estratégicos, habitualmente tranquilos y de gran belleza natural.
El autor los ha conocido casi todos, encontrando en cada uno de ellos un motivo para componer un pequeño poema. La inspiración podía nacer del pasado de los pueblos o ciudades en donde están, de la peculiar arquitectura de los edificios, de la belleza de los parajes que los circundan, de alguna leyenda en la que participasen, o de algún rasgo de la historia o la tradición del palacio, castillo, convento, hospital o molino del que descienden.
El resultado es este librito de poemas que tienes en las manos. Siempre he pensado que la poesía es lectura de paz y sosiego, y por tanto muy adecuada para el tranquilo ambiente de los Paradores.
Están todos en sitios de importancia,
se parecen en aire y compostura
y llevan en sus genes la elegancia
la recia galanura
de la España del genio y la figura.
