En estos poemas, García Lorca universaliza la esencia del pueblo gitano a partir de los arquetipos de su sentir y de sus eternos lamentos, incluido el tópico de su persecución por los sempiternos guardias civiles. Se trata de poemas casi teatrales o narrativos a veces, con versos cortos de poderosa imaginería poética que transmiten en ocasiones una sensación de inquietante misterio y, en general, un sentido oscuramente trágico de la existencia, tanto en el sentido del individuo como en el colectivo, es decir, el de un pueblo
oprimido, aquí simbolizado en los gitanos.
A este libro pertenece su famoso poema «La casada infiel», que se abre así:
«Y que yo me la llevé al río / creyendo que era mozuela, / pero tenía marido».
oprimido, aquí simbolizado en los gitanos.
A este libro pertenece su famoso poema «La casada infiel», que se abre así:
«Y que yo me la llevé al río / creyendo que era mozuela, / pero tenía marido».