¿En qué sitio de la mente, de la memoria o de la imaginación, se alojan los recuerdos? Y los sueños, ¿acaso son huéspedes del viento o un invento del corazón? El asunto es que Carlos Batista encuentra un sitio neutral “en esa zona incierta / de tan sutil sustancia / en la que cabe todo el infinito”, y no sólo se reencuentra con la sombra de su padre, sino que vuelve a “charlar con él / con el polvo conocido”. Así, “casi al margen del poema”, nos lleva a su propia infancia, y descubre aquel difícil tiempo en el que “aunque parezca absurdo: / mi padre era de aire!”, y nos recrea, con cuánta sencillez y con el ritmo que acostumbra, toda la tristeza y desesperación de ese niño, quien nunca encontró “la forma / de decirle a ese señor, / tan ligero como el aire, / que lo necesitaba”.
Sitio neutral (Spanish Edition)
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