Hace exactamente cinco meses, cuatro días y dieciséis bodas que no ocurre ningún contratiempo. Julia está contenta, porque por fin ha conseguido organizar una boda sin percances. Una boda que va bien. De momento, nadie ha intentado robar el anillo de la novia ni matar al novio.
Pero no puede estar más equivocada. Esta es la peor de todas.
Tras un ataque con una sustancia química perpetrado por un jovenzuelo relacionado con gente turbia que además deja un mensaje (ni siquiera muy críptico), Julia se dispone a desenmascarar al responsable.
Organizar bodas tal vez no parezca un trabajo por el que te puedan asesinar, pero Julia lo ha pasado tan mal que incluso se empieza a plantear cambiar de profesión. Y parece que no va a tener más remedio que hacerlo como no resuelva este caso. Sobre todo después de que su cliente la amenace con denunciarla por no disponer de un plan B con el que salir de la situación.
Ese no es su cometido, pero su cliente no entra en razones.
Así que Julia tiene que hacer un seguimiento del chico que le ronda por la cabeza y encontrar al psicópata que se ha empeñado en fastidiarlo todo.
Pero no puede estar más equivocada. Esta es la peor de todas.
Tras un ataque con una sustancia química perpetrado por un jovenzuelo relacionado con gente turbia que además deja un mensaje (ni siquiera muy críptico), Julia se dispone a desenmascarar al responsable.
Organizar bodas tal vez no parezca un trabajo por el que te puedan asesinar, pero Julia lo ha pasado tan mal que incluso se empieza a plantear cambiar de profesión. Y parece que no va a tener más remedio que hacerlo como no resuelva este caso. Sobre todo después de que su cliente la amenace con denunciarla por no disponer de un plan B con el que salir de la situación.
Ese no es su cometido, pero su cliente no entra en razones.
Así que Julia tiene que hacer un seguimiento del chico que le ronda por la cabeza y encontrar al psicópata que se ha empeñado en fastidiarlo todo.