La excelencia empresarial reside en las virtudes y como dijo Aristóteles, no es suficiente conocer la virtud, es necesario practicarla y ser bueno de alguna manera.
Igualmente explica que el prudente delibera rectamente ante su actuar diario y también en su proceder contingente, con lo cual se acerca a su propia actividad divina.
Por eso estamos promoviendo que se incluya en el lenguaje empresarial la expresión virtud como respuesta a la necesidad de honrar al ser humano y promover el surgimiento de culturas organizacionales en las que interactúen personas felizmente productivas; esto es, seres que siendo impecables con sus promesas y honrando sus relaciones sorprendan gratamente a sus clientes.
Igualmente explica que el prudente delibera rectamente ante su actuar diario y también en su proceder contingente, con lo cual se acerca a su propia actividad divina.
Por eso estamos promoviendo que se incluya en el lenguaje empresarial la expresión virtud como respuesta a la necesidad de honrar al ser humano y promover el surgimiento de culturas organizacionales en las que interactúen personas felizmente productivas; esto es, seres que siendo impecables con sus promesas y honrando sus relaciones sorprendan gratamente a sus clientes.